30 de octubre de 1983: la memoria de Arturo Illia estuvo en la victoria de Raúl Alfonsín

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La victoria de la Unión Cívica Radical inició una democracia duradera en la Argentina, volviendo a regir las instituciones después de un gobierno militar; los años agigantan la figura de hombres como Arturo Illia

1. Un comicio ejemplar

El 30 de octubre de 1983 la República Argentina volvía a la democracia después de un gobierno militar continuador del que había derrocado el 24 de marzo de 1976 a la entonces presidente constitucional María Estela Martínez de Perón.
El presidente Raúl Alfonsín
habla al país
La fórmula de la Unión Cívica Radical, compuesta por Raúl Alfonsín y Víctor Martínez como candidatos a presidente y vicepresidente repectivamente, se impuso por el 51,74 por ciento de los votos, con 7.725.173 sufragios, sobre un 40,15 por ciento (5.936.556 votos) del Partido Justicialista, cuya fórmula estaba integrada por Italo Luder y Deolindo Felipe Bittel, con lo cual la Argentina volvía a tener un gobierno legítimo después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
La figura de Alfonsín ha sido respetada por sus aliados y adversarios políticos, quienes reconocieron su calidad de estadista y forjador de un sistema democrático.
Falleció el 31 de marzo de 2009, dejando en el pueblo argentino un fuerte sentimiento de gratitud que permanecerá por siempre.
Poco antes de fallecer recibió el homenaje del Gobierno nacional; la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner lo invitó a la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo Nacional, donde se inauguró un busto que lo representa.
Si bien los presidentes constitucionales argentinos tienen un busto en la sede gubernbamental, éste se coloca después de su fallecimiento.
En el caso de Alfonsín, se instauró su figura en vida, en un acto en el cual, sin banderías políticas, dirigentes y ciudadanos pertenecientes a diversas corrientes cívicas le rindieron el homenaje que merecía.

2. Una democracia estable

Con la elección del 30 de octubre se iniciaba el proceso democrático vigente hoy en la Argentina, donde los presidentes elegidos por el voto popular se sucedieron desde entonces sin interrupción del sistema. Hubo severas crisis, como las que llevaron a la finalización anticipada del mandato de Alfonsín y de Fernando de la Rúa, en este caso a fines de 2001, pero todo ello fue resuelto en el marco de la Constitución Nacional.

3. Arturo Illia, un ejemplo

En aquel 1983, el 18 de enero, falleció el ex presidente Arturo Umberto Illia. Lo hizo en la pobreza, sin recibir otro bien del país que el reconocimiento ciudadano.
Arturo Illia, Presidente
y Carlos Perette, Vicepresidente
Era el último año de gobierno del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, que se retiraba debilitado después de la derrota en la guerra de Malvinas.
Una multitud acompañó los restos del ex mandatario radical, quien no llegó a ver la restauración constitucional.
Pasaron los años y la democracia se afianzó en la Argentina; el recuerdo de Illia -derrocado por el golpe de Estado del 28 de junio de 1966- permanece vigente en los argentinos.
Este gran presidente argentino fue un ejemplo de servicio a la Patria y humildad, según reconocen los historiadores. Su ejemplo de vida es un faro de luz para quienes desean servir a la Patria mediante la política y para aquellos ciudadanos que aman a la Patria.
Durante su sepelio, ya en los meses agónicos y postreros del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, el grito de “¡Libertad!” partió de miles de gargantas, que anhelaban un país en paz y democracia.
Cuando se produjo la victoria de Alfonsín, en muchos de los votos que llevaban su nombre en la boleta estaba presente, en el recuerdo de los sufragantes, la memoria de Illia y el deseo de que el país volviera a épocas de concordia y reconciliación entre los argentinos.
Los años pasados desde la recuperación democrática han dado la razón a quienes así pensaban. El agravio, la voz altisonante descalificando al adversario por el solo hecho de atreverse a pensar distinto y expresarlo, a nada conducen más que al precipicio.
Su memoria, presente aquel histórico 30 de octubre de 1983, permanece por siempre entre quienes respetan la democracia y los valores que ella representa.
Hay mucho que aprender de su vida y conducta; si nos inspiramos en ejemplos de vida como el de Arturo Umberto Illia la Argentina tendrá un futuro de paz y desarrollo en democracia, como así también otros países en los que se conozca su vida, ya que los valores que defendió son universales. Alberto Auné

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