Bernardo O’Higgins, Libertador de Chile y faro de América

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Retrato de Bernardo O’Higgins, de Pedro Subercasaux. (Fuente: http://www.wikimedia.org

Padre de la Patria chilena

Bernardo O’Higgins Riquelme fue, junto a José de San Martín, el Libertador de Chile, con el objetivo no sólo de obtener la independencia de su país sino también de lograr la unidad entre los pueblos americanos, construyendo la Patria Grande, una realidad que va creciendo a pesar de las dificultades.
Ambos pertenecieron, según señalan biógrafos de la época e historiadores actuales, a una escuela y disciplina de vida calificadas como “de honrada seriedad”.


Una vida dedicada a la causa de la libertad

O’Higgins nació en Chillán en 1776, habiendo sido de su padre Ambrosio O’Higgins, un político y general español que pasó de su patria, Irlanda, a los Andes y de allí al actual Chile, llegando a ser Gobernador de Chile y Virrey del Perú, mientras su madre, nacida en Chillán, fue Isabel Riquelme.
Desde temprana edad forjó su carácter al lado de su padre y ello produjo que participara activamente en la lucha por la Independencia de los pueblos americanos, actuando junto a San Martín para liberar a Chile.
Fue herido en la batalla de Cancha Rayada, el donde las fuerzas patriotas fueron derrotadas por los realistas.
También, junto a Ramón Freire, ayudó a preparar las fuerzas patriotas para la victoria de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, que marcó un hito en la historia de América.
El entonces Virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, afirmó al respecto que esa batalla había marcado el momento en que la causa de España “empezó a retrogradar en América y su poder a ser conmovido en sus fundamentos”.
Después de la batalla San Martín entró triunfante en Santiago de Chile en medio de las aclamaciones del pueblo y pedidos de que ocupe el cargo de Director Supremo.
En respuesta a este clamor, San Martín sugirió que esas funciones debían quedar bajo responsabilidad de O’Higgins, lo que así se cumplió.
El 12 de febrero de 1818 se juró la Independencia de Chile, cuando el Director Supremo, cargo que quedara en manos de O’Higgins, firmara el Acta de Independencia, redactada por Juan Egaña, Manuel de Salas y Miguel Zañartú.


Dos libertadores al servicio de América

La organización de Argentina y Chile demandó el tesón y el esfuerzo de muchos patriotas; los próceres de sus respectivas independencias fueron los custodios morales de ese proceso.
San Martín hizo a O’Higgins confidencias que con el tiempo adquieren una proyección histórica difícil de emular. Ambos habían sido formados en claras pautas de honradez y respeto.
El 5 de abril de 1829 San Martín expresó a O’Higgins que no se prestará al juego político de los grupos existentes en la Argentina –los federales y los unitarios-, efectuando un llamado de atención que tiene validez en nuestros días, en los que persisten los desencuentros en varios países de América entre hombres pertenecientes a distintos grupos políticos.
En una clara alusión a la guerra civil que vivía la Argentina, el Libertador sostuvo: “La historia y la experiencia de nuestra revolución me han demostrado que jamás se puede mandar con más seguridad a los pueblos que después de una gran crisis: tal es la situación en que quedará Buenos Aires después de esta lucha”.
Además, expresó, “las agitaciones consecuentes a 19 años de ensayos en busca de una libertad que no ha existido, y más que todo, la difícil posición en que se halla en el día Buenos Aires, hacen clamar a los hombres (….) no por un cambo en los principios que nos rigen, sino por un gobierno riguroso, en una palabra militar, porque el que se ahoga no repara en lo que se agarra”.

Ejemplos que perduran

La lección de ética pública que dejaran O’Higgins y San Martín, además de otros prohombres como Simón Bolívar, fortaleció el espíritu americano, ya que lucharon hasta lograr la Independencia.
Jamás hubiesen tomado las armas por intereses menores y en ningún momento buscaron, a pesar de tener oportunidad para ello, el menor beneficio económico, honrando los ideales por los que lucharon y siendo ejemplo para sus sucesores en el gobierno, lamentablemente no siempre seguido como corresponde.
Las obras del Padre de la Patria chilena que quedaron para la posteridad fueron múltiples. Entre ellas podemos señalar la creación de la Escuela Militar y la primera Escuadra Nacional: entrega de una nueva Constitución; creación de un nuevo Escudo de Armas; reapertura de la Biblioteca Nacional y el Instituto Nacional, sin olvidar el impulso al comercio y lograr la Independencia del Perú, para lo cual envió en agosto de 1820 a la Escuadra Libertadora, a cuyo frente estaba José de San Martín.
Sin embargo, no todo fue rosas en la vida de O’Higgins, ya que cuando conducía a Chile pasó por muchas dificultades tanto políticas como económicas, presentando su renuncia el 28 de enero de 1823.
Entonces fue desterrado al Perú, nación que le debía gratitud por haber impulsado su libertad.
Allí vivió hasta su muerte, producida casi dos décadas después, el 24 de octubre de 1842.
Regresó a Chile después de su paso a la inmortalidad, descansando para siempre en la cripta del Altar de la Patria, en la Alameda del Libertador Bernardo O´Higgins, ubicada en la capital del país, Santiago de Chile.


Ejemplos de amor a la libertad y la paz

Los Libertadores asumieron una causa que superaba cualquier situación personal, viviendo para la libertad de los pueblos.
Su ejemplo de honradez se agiganta con el pasar del tiempo y merece el respeto y la admiración de todos los hombres libres del mundo, ya que los principios por los que lucharon tienen valor universal
Los dirigentes y funcionarios políticos deben inspirarse en los ideales de O’Higgins, que los llevara adelante junto a San Martín y otros grandes como Simón Bolívar, Padres de América.
Fueron también inspiradores de la paz que debe regir en América, un continente de hermanos con destino de unidad en libertad, un legado de O’Higgins a seguir e impulsar cada día.
Argentina y Chile tienen juntos un gran futuro a construir, para bien de sus ciudadanos y del mundo. Si hay diferencias entre ambos países deben solucionarse a través del diálogo y nunca por la violencia.
Para ello los Padres de la Patria americanos, como Bernardo O’Higgins Riquelme, lucharon y entregaron su vida a la noble causa de la libertad y la concordia entre los pueblos. Alberto Auné

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